viernes, 17 de diciembre de 2010

Las dos horas más taquilleras del boxeo

Hace pocos días fueron exaltados al Salón de la Fama del boxeo tres personajes que dieron prestigio, valor y vistosidad al deporte de las narices chatas. Dos grandes campeones mundiales: Julio César Chávez y Mike Tyson. Pero un sorpresivo individuo se coló entre las estrellas del pugilismo: el actor Sylvester Stallone.

Corría el año 1976 cuando sólo teníamos 4 canales en televisión y no estaba en boga el alquiler de películas en betamax (VHS y DVD aun eran ciencia ficción) y el mundo del cine sufrió un estremecimiento cuando apareció en la gran pantalla la figura de un sujeto que anhelaba una oportunidad en su vida, con una estampa parecida a un curtido obrero venido de lejanas tierras, con dificultades en el habla y con una limitada inteligencia, pero que, con un gran corazón, pundonor, apoyo y confianza en sí mismo, abarrotó las salas de proyección y sumó miles de kilómetros de colas tras las taquillas alrededor del mundo. Estoy hablando de la película Rocky.

Sylvester Stallone saltó a la fama al personificar a ese torpe peleador cuando en 1975, luego de ver una pelea por el campeonato mundial del peso completo entre Muhammad Ali y Chuck Wepner quedó enormemente impresionado y se inspiró en escribir una historia basada en ese combate. El concepto de un pobre boxeador que era capaz de llegar hasta lo más alto, luchando contra todos y contra sí mismo, entusiasmó a Stallone. Entonces escribió un guión que tituló Paradise Alley (La calle del Paraíso) donde desarrolla su idea sobre Rocky la cual llega a los productores Irwin Winkler y Robert Chartoff, quienes deciden producir una película.

La historia ronda alrededor de Rocky Balboa, un gris boxeador, de personalidad religiosa e ingenua, que lucha por unos pocos dólares. Completa sus entradas trabajando como amenazante recaudador para un prestamista. Pero Rocky es feliz con ver a diario a Adrian, una tímida chica que trabaja en la pajarería del barrio. Rocky intenta con dificultad acercarse a ella y será su amigo Paulie, el hermano de Adrian, quien lo ayude en su conquista.

Por otro lado, el campeón mundial, Apollo Creed, está organizando una gran gala de boxeo donde ha invertido mucho dinero pero su rival se ha lesionado y no hay contrincante disponible. Entonces Apollo tiene una idea: el día de navidad le daría a un desconocido la oportunidad de luchar con él por el título. Estudiando las licencias de todos los boxeadores activos un nombre cobra fuerza: el semental italiano. Apollo cree que ese apodo, aparte de explotar la eterna confrontación racial, llamará la atención del público.


Rocky rechaza inicialmente la propuesta, pero termina aceptando con el apoyo de Adrian quien le dice que es la única oportunidad que va a tener en la vida de triunfar. A la par del desarrollo deportivo, Rocky describe el mundo en el que vive el boxeador. El ambiente que lo rodea y el modo en que asume y enfrenta el desafío convierten esta película en una historia muy humana.

Durante el desarrollo de la pelea también se detalla la evolución de los contendores. Mientras que el retador da el todo por el todo en su entrenamiento y en la pelea, para Apollo es una mera diversión hasta que toma en cuenta que Rocky no se lo va a poner fácil. El resto es historia conocida.

Pero esta ficción se fundamenta en una realidad. Rocky Balboa cuenta la historia de un púgil casi desconocido, pero que tuvo la coyuntura de enfrentarse, en el ocaso de su carrera, al gran Muhammad Alí.

Chuck Wepner era un boxeador de clubes de mala muerte. Su apodo “el Sangrador de Bayonne” se le confirió por la debilidad de sus cejas que sangraban profusamente en cada combate y a Bayonne su ciudad natal. Desde 1964 a 1978, acumuló 35 victorias (17 de ellas por K.O.), dos empates y 14 derrotas, varias de ellas ante los más grandes del ensogado, George Foreman, Sonny Liston, Joe Bugner y Duane Bobick. Todas antes de llegar al límite.

Sin embargo, su caída más legendaria lo encaminaría a la fama. En 1974, Don King concertó una pelea con el entonces número uno, George Foreman, quien ya se había enfrentado a Wepner y quien con 34 años de edad en el ocaso de su carrera, no era rival para el campeón. Wepner aceptó por 100 mil dólares.

Pero, tras una espectacular pelea en Zaire, Foreman sería noqueado por Muhammad Alí en 8 asaltos. Alí aceptó la pelea con Wepner previamente pactada jugándose en el ring los títulos de la WBC y la WBA. Las apuestas eran 30 a 1 para el picaflor.

La pelea se inició como se esperaba, con un Alí dominador. En el 9º asalto decidió acabar de una vez con su rival. Pero Wepner resistía sangrando como siempre. Un guantazo certero del retador lleva al "más grande" a la lona por primera vez en su historia. El público, asombrado, empieza a creer en el retador, quien, en el ocaso de sus días, se tuteaba con desplante y humildad ante el atleta más grande de la historia del boxeo. El árbitro Tony Pérez empezaba la cuenta de protección al caído Alí.

Al verticalizarse, Alí atacó con todo su arsenal, pero Wepner resistió hasta el asalto final. Pero 19 segundos antes del campanazo final, el vendaval de golpes del campeón hicieron que el precursor de Rocky doblara la rodilla y perdiera por K.O. técnico.

Los productores se entusiasmaron con el guión, pero no se decidían si querían a Stallone como protagonista. También hubo problemas para elegir al resto de actores principales. La prueba de Talia Shire impresionó a todos. Su aspecto, su interpretación y su voz la convertían en la perfecta Adrian. Apollo Creed se le ofreció a Ken Norton, quien lo rechazó. Cuando Carl Weathers hizo el casting, no hubo dudas sobre él: su atlética figura, su actitud prepotente y su mordaz y recia voz le certificaron el papel.

Debido al reducido presupuesto, algunos miembros de la familia Stallone trabajaron como extras. El padre de Silvester toca la campana al inicio y final de cada round, su hermano interpreta a un cantante callejero y su primera esposa, Sasha, hace de fotógrafa.

La película, dirigida por John G. Avildsen, se filmó tan sólo en 28 días y con un presupuesto de apenas 1,1 millón de dólares, pero se convirtió de inmediato en un fabuloso éxito al recaudar más de 115 millones de dólares sólo en los Estados Unidos, ganando tres Premios Oscar (mejor película, mejor director y mejor montaje) y lanzó, de manera inmediata al estrellato, a Silvester Stallone.