Francia fue elegida 12 votos a favor, mientras Marruecos obtuvo sólo 7 y Suiza había retirado previamente su candidatura.
El 10 de junio, después de una colorida ceremonia de inauguración, Brasil y Escocia saltaron a la cancha ante 80 mil espectadores. Los errores defensivos de los británicos (que repetirían los marroquíes en el siguiente encuentro) aseguraron el boleto carioca a la siguiente fase. Mientras Escocia hacía un grotesco partido contra los marroquíes perdiendo 0 a 3, Brasil, luego del gol de Bebeto en el minuto 78, parecía finalizar con racha perfecta ante los noruegos, pero los dioses escandinavos extendieron sus manos y, en cuestión de 7 minutos, incluyendo un penal en el minuto final, Noruega derrotó a la todopoderosa amazónica y despojó la segunda plaza del grupo A al combinado magrebí.
El 23 de Junio, poco antes del cotejo entre Brasil y Noruega, al son de la marcha nupcial, aparecieron en el campo de juego una pareja de novios, con madrina, padrino, párroco, etc. y juraron ante Dios amarse hasta que la muerte los separe. Se trataba del noruego Oivind Ekeland y la brasileña Angela De Souza, quienes se casaron en el engramado galo, precediendo al partido que disputarían sus respectivas selecciones nacionales. Pidieron permiso al mismo Joao Havelange, quién dio el visto bueno, explicando que el fútbol existe para unir a los pueblos.
En un encuentro arduamente disputado, italianos y chilenos batallaron apasionadamente y cuando parecía que Chile, con doblete de Marcelo Salas se endosaba el triunfo, Roberto Baggio (para variar) salvó los papeles logrando el empate mediante un dudoso penal. Los australes con 3 igualdades secundaron a los azzurros en este grupo B a la fase de octavos. Austria solamente anotaba cuando ya todos se iban de las gradas, sus 3 goles fueron en tiempo de descuento. Camerún animó pero ya no era el mismo equipo de ediciones anteriores.
Francia, en el tercer grupo, demostró todo su potencial al golear a sudafricanos y árabes y dominar apretadamente un encuentro parejo ante los daneses. Estos, con lo mínimo, accedieron a la siguiente ronda.
España se presentó en el grupo D demostrando cómo un grande puede dar al traste con una clasificación. El golero Zubizarreta sería el héroe para Nigeria con una sonada cantada que permitió a las “águilas verdes” conquistar un partido imposible. Paraguay calificaría como segundo gracias a que la delantera española que se cansaría de fallar goles ante la meta de Chilavert. Y ante la goleada maquilladora 6 a 1 contra la vapuleada Bulgaria, los africanos no harían nada para evitar la derrota ante Paraguay, en lo más parecido al tongo de Alemania Austria de 1982.
Holanda calificaría en primer lugar en el grupo E, al golear a Corea del Sur. México pasaría como segundo gracias al aporte de Cuauhtémoc Blanco, Luis Hernández y Ricardo Peláez. A Bélgica no le alcanzó empatar sus tres partidos, cediéndole un punto a los coreanos, que habían sido humillados por aztecas y tulipanes.
En el grupo F los alemanes clasificarían sin problemas a la siguiente fase junto a la diezmada Yugoslavia, ya sin los croatas, venciendo a los muy fáciles Estados Unidos e Irán. Mientras, en un partido con mucho morbo por las acciones de guerra de la época, Irán derrotaría 2 a 1 a USA, en uno de los partidos más limpios y caballerescos que se tenga memoria.
Un compacto seleccionado rumano avanzó cómodamente en el grupo G, sólo cediendo ante Túnez cuando ya aseguraba el pase a la segunda ronda. Inglaterra quedó segundo desluciendo ante las grandes expectativas que rodeaba su nómina. Colombia también se quedó a pesar de una genialidad de Léider Preciado ante la colista africana.
En el grupo H, el más disparejo del torneo, Argentina y el combinado de Croacia, en su primera participación tras la independencia de Yugoslavia, se clasificarían sin problema a la segunda fase. Los jamaiquinos, junto a los japoneses, nada pudieron hacer para contener la fuerza y la técnica de sudamericanos y europeos.
Robert Prosinecki se convirtió en el único jugador de la historia de los mundiales de fútbol en convertir goles para dos selecciones distintas, para Yugoslavia en 1990 y para Croacia en 1998. Pero lo más curioso es que no es nativo de ninguno de los dos países. Prosinecki, nació en Alemania, de donde partió junto con su familia cuando era un niño rumbo a Yugoslavia. Disputó su primer mundial vistiendo la casaca yugoslava junto a Boban, Jarni y Suker y luego de la cruenta guerra, la FIFA les permitió a estos futbolistas representar a la nueva nación de Croacia.
En los octavos de final, con dobletes de Cesar Sampaio y Ronaldo, Brasil goleó a Chile 4 a 1 y por el mismo resultado Dinamarca cortó el vuelo de las águilas nigerianas. Con un agónico gol de Edgar Davis en tiempo de compensación, Holanda embarcó a Yugoslavia rumbo a casa.
El encuentro más destacado de esta fase fue la revancha de la mano de Dios, entre Inglaterra y Argentina. La primera mitad fueron 45 minutos de fútbol clásico: un penal para cada equipo en los 10 primeros minutos; un golazo de Michael Owen, quien dejó en la calzada a media oncena argentina y el golpe franco convertido con precisión milimétrica por Javier Zanetti, que empató el partido al borde del descanso. Tras la reanudación, los goles se vieron reemplazados por momentos dramáticos: David Beckham fue expulsado por dar una patada al Cholo Simeone, el árbitro anuló a Sol Campbell el tanto que hubiera supuesto el triunfo inglés, prórroga, penales, etc. Carlos Roa le detuvo a David Batty el quinto lanzamiento de Inglaterra, clasificando así a la "albiceleste" para la final.
Italia se fue al frente con un tempranero gol del Toro Vieri. Los italianos aplicaron el catenaccio, amontonando defensas en la portería. Los noruegos trataron de penetrar la portería con un ataque inclemente, pero no pudieron romper el cerrojo azzurro y los italianos terminaron calificando a la siguiente ronda.
Por su parte, Francia, encontró una encarnizada resistencia ante Paraguay y necesitó para clasificarse el único gol de oro de la historia de la Copa Mundial, logrado por el defensa central Laurent Blanc en el minuto 113.
México empezaría ganando al combinado teutón con un gol del rubio Luis Hernández, pero como ya es costumbre, Alemania se recuperaría con goles de Klinsman y Bierhoff, dejando a los charros con la miel en los labios.
Los jugadores rumanos prometieron que si superaban la primera ronda se teñirían las cabelleras de amarillo. Eso no ayudó porque cayeron derrotados a manos de la sorpresiva Croacia, por 1 a 0 con pena máxima de Davor Suker. Y en cuartos de final, 77 mil almas adormitarían mientras Francia e Italia empataban sin goles. Esta vez fueron los postes los que vinieron al rescate de las Galias. Roberto Baggio cabeceó fuera un balón cuando estaba sin marca en los últimos minutos de la prórroga y Luigi di Biagio envió al larguero el quinto y decisivo lanzamiento de la tanda de penales.
La confianza alemana les cobró una dolorosa factura. Los croatas, a fuerza de orden, técnica y corazón, terminaron anotando tres goles y acabando con el sueño teutón.
En un duelo de muchos goles y emoción, el Jogo Bonito se enfrentaba a los vikingos daneses. En un festival de fútbol y colorido, Rivaldo anotaría su segundo gol de la noche para asegurar el triunfo brasileño.
Luego de un arranque vertiginoso donde el empate a un tanto campeaba en el minuto 17, el partido se trenzó en un duelo de golpes y patadas. El colegiado expulsó al Burrito Ortega. Holanda aprovechó la circunstancia y se llevó el triunfo con un golazo de Dennis Bergkamp luego de un espectacular control de pelota.
En semifinales, el país anfitrión se cruzó con Croacia, la revelación del campeonato. En su primera Copa Mundial tras la división de la ex Yugoslavia, los héroes de la camiseta a cuadros de Miroslav Blazevic, dejaron de piedra a la afición local cuando Davor Suker adelantó a su equipo después del descanso. Surgió entonces la figura del encuentro, el lateral derecho Lilian Thuram, marcando su dos primeros goles como internacional y encaminó a la final.
En la segunda semifinal, Brasil empezaría ganando con un gol de Ronaldo por debajo de las piernas de Edwin Van Der Sar. Kluivert empataría para Holanda al rematar de cabeza a placer. Se irían a tiempos extras y después a penaltis. Brasil ganaría en la tanda final con un Taffarel que parecía que tenía imanes en sus guantes.
El partido por el tercer lugar fue más emocionante que lo esperado. Sin jugarse nada, ambos equipos salieron a mostrar cómo se juega al más puro balompié. Los croatas tuvieron mejor suerte y sus estrellas Prosinecki y Suker anotarían dejando sin efecto el tanto del tulipán Zenden.
Un día antes de la final Ronaldo comenzó a tener convulsiones y perdió la conciencia. La recobró dos horas después. No pudo renovar el oxígeno de su sangre correctamente y su respiración era exigua. Pero el delantero, quizás presionado por sus compañeros, por los hinchas, por los dirigentes de su país o por su spónsor, igualmente salió al campo de juego.
Así fue como llegó el día de la gloria. Con un gol de cabeza en el minuto 27 y otro en el tiempo añadido de la primera mitad, el mediapunta Zinedine Zidane asestó a sus rivales brasileños dos golpes de los que ya no se recuperarían. A pesar de quedarse con 10 hombres tras la expulsión de Marcel Desailly en el minuto 68, el reducto francés no sólo resistió la ofensiva final de Brasil, sino que incluso marcó otro tanto, tras un contragolpe de Emmanuel Petit en el minuto final. El triple silbato del colegiado marroquí Said Belqola, el primer africano que arbitraba una final, fue la señal para que toda Francia explotara en júbilo. Tan sólo en los Campos Elíseos se dieron cita más de un millón de personas para celebrar.
En este Mundial se mostraron 21 tarjetas rojas, récord en la historia de las Copas del Mundo. Este fue uno de los mundiales con más goles, 171 (2,7 por partido), debido a la aparición de países con bajo nivel, que recibieron una buena ristra de goles. Al final el eficaz croata Davor Suker se llevó la bota de oro. El balón de oro se otorgó a Ronaldo.
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