Seis copas, seis alegrías, seis celebraciones tienen al principal equipo de la Ciudad Condal Española todavía en resaca. Una temporada 2008-09 donde todo le salió bien al gran equipo mediterráneo donde todas sus piezas engranaban y funcionaban como reloj suizo lubricados con maestría por un director técnico novato, si se quiere, pero con la emoción de haber sido parte de esa franquicia desde sus comienzos como alevín.
Desde la portería donde un poco vistoso pero eficiente Valdés la mantuvo prácticamente incólume apoyado, cómo no por el invencible Puyol y el joven veterano Piqué. Moviendo los hilos los maestros Xavi e Iniesta y una línea de ataque donde un letal Eto´o y un escurridizo Messi justificaban la entrada del espectador. No podemos olvidar a un grupo de veteranos y jóvenes ya no tan promesas que le dieron un equilibrio inusual al equipo.
Viendo fríamente los números de la campaña actual podríamos afirmar que el Dream Team culé va por otra temporada similar, con algunos cambios que no deberían cambiar la inercia que traen del pasado año. Pero no es así. A pesar de estar en cuartos de la Champions y compartir la punta con su archirrival, el Real Madrid, ya no es la maquinaria a la que todo le salía. Se pierden muchos balones y el buen quehacer de su mediocampo no encuentra objetivo al enganchar con sus punteros. Ibrahimovic está intranquilo y perdido en su desesperación y Henry se da cuenta que sus mejores tiempos ya pasaron. Los jóvenes Bojan y Pedro dan un cierto aliento pero, y eso es grave en un conjunto de la calidad y la expectativa del Barsa, están dependiendo de la venia de Leo Messi.
Gran fortuna tiene el Barcelona en contar con el mejor jugador del momento. Muchos problemas ha tenido la otrora gran maquinaria blaugrana para articular jugadas que culminen en goles. En los últimos tres partidos de Liga (Almería, Valencia y Zaragoza) no las tuvieron todas consigo. Pero apareció el pequeño Messi, con una habilidad que no se recuerda desde los tiempos de Garrincha y Maradona pero con mayor velocidad, y se echó el equipo al hombro con regates increíbles, quiebres mortales y una racha espectacular de goles.
Sigue creciendo la leyenda de Leo Messi, un jugador que siente la pasión del fútbol en su máxima expresión y se emociona con timidez y humildad. Eso lo hace, con apenas 22 años, en grande entre los grandes. Pero el Barcelona es un gran club, con solera, y no puede, ni debe, dejarlo sólo. Necesita volver a realizar el juego de creación que tanto deleitó a Europa y a los aficionados de fútbol mundial. Ibra, Henry, Bojan, Jeffren y Pedro están en la obligación de cumplir con goles y dar apoyo a la “pulga”. El día que Messi no pueda participar, por enfermedad o lesión (recuerden la brutal agresión de Goicoechea al pibe en los 80), no van a valer lamentaciones.
Por el bien del espectáculo y del fútbol.
lunes, 22 de marzo de 2010
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Totalmente de acuerdo, preocupa la Messi dependencia, pero la verdad tambien es que el tipo esta en un momento muy alto, y cuando un deportista esta en niveles como ese, donde "todo le sale bien", "donde parece estar muy por encima de todo el mundo", lo quiera el o no, el resto del equipo tendra la tendencia, hasta "logica" creo yo, de apoyarce en el.
ResponderEliminarSera asi hasta que el nivel de Messi regrese a nivel "normal", esto ha pasado muchas veces antes y seguira pasando.