La pelota más seguida

De los grandes eventos que se producen en el mundo y cuya cobertura alcanza los más recónditos confines de nuestro planeta, ninguno puede compararse al generado por la Copa Mundial de Fútbol. Por encima de reuniones masivas y más antiguas como los Juegos Olímpicos, o encuentros culturales, religiosos, políticos, etc. Ninguno arrastra mayores pasiones que aquél donde 22 jugadores corren a golpear implacablemente a una pobre pelotita mientras el público grita enardecido cuales plebeyos oteando el devenir de antiguos gladiadores en la arena del Coliseo.

Esta pelotita, de unos 70 cm de circunferencia rodando ante la inmensidad de un gramado de alrededor de 6.500 metros cuadrados, será la protagonista tácita y desapercibida del espectáculo más seguido del orbe.

Su desarrollo ha evolucionado sobremanera desde el sencillo balón de cuero con vejiga empleado en 1930 hasta el sintético con capa de supercarbono a emplearse en Sudáfrica, habiendo pasado por diferentes tipos de material polimérico y tecnologías de punta como el uso de espuma y micro burbujas de gas. Incluso se está experimentando en la manufactura de un balón inteligente donde el mismo podrá enviar información en tiempo real a computadoras gracias a implementos de recopilación y envío de datos con tecnologías que actualmente parecen ciencia ficción.

Pero a ese cuerpo esférico le pueden concebir todas las modificaciones y adaptar la cualquier innovación que la mente científica pueda imaginar, pero lo que siempre se mantendrá es su espíritu de competición, la atención sobre ella de públicos multilingües y la exacerbación apasionada de millones de voces gritando por el acontecer de una pelota cuya alma nace en la Tierra misma.