El Spring Training es casi tan antiguo como el mismo béisbol. Las notas más antiguas apuntan a 1870, cuando los Medias Rojas de Cincinnati y los Medias Blancas de Chicago organizaron campamentos de entrenamiento en Nueva Orleans. Otros historiadores del béisbol argumentan que los Capitales Washington de la Liga Nacional fueron los pioneros en 1888, cuando organizaron una práctica de cuatro días en Jacksonville.
Realmente no importan los orígenes específicos. Ya en 1900, el entrenamiento primaveral estaba sólidamente establecido como un ritual del béisbol, donde la mayoría de los equipos de las Ligas Americana y Nacional partían fuera de sus respectivas ciudades para la formación de los jugadores y la mejor evaluación de los managers.
Pequeñas comunidades de Florida y Arizona pronto fueron conocidas en toda la nación debido a la atracción proporcionada por la Major League Basseball. St. Petersburg, Fort Lauderdale, Tucson, Sarasota y Bradenton fueron algunas.
En la actualidad, a mediados del mes de febrero y hasta el comienzo de la temporada regular los entrenamientos de primavera se dividen en dos locaciones: la Liga del Cactus que se ubica en Arizona y la Liga de la Toronja situada en el estado de Florida. Ambas están integradas por 15 equipos cada una.
En cada una de las ligas se realizan juegos de manera díscola pero responsable y una gran cantidad de prospectos son invitados quienes comparten con las grandes estrellas de la especialidad con la mente fija en lograr un puesto en el conjunto que llega a abril. Pocos lo logran, pero saben que ya han sido tomados en cuenta y regresan a las ligas menores con la esperanza de ser llamados en un futuro cercano.
En Florida y Arizona los jugadores tonifican su musculatura y se acentúan los reflejos naturales, se estudian y practican las jugadas de rutina y las especiales ante el atento escrutinio de un cuerpo de entrenadores sumamente profesional (a veces cruel) para garantizar el espectáculo y el buen juego durante la campaña que se avecina.
Bajo el resplandeciente sol del desierto y de la costa, la pasión del juego tanto de los novatos como de los veteranos y su deseo de brillar en la gran carpa constituyen el día a día. A pocos días del inicio de la temporada 2010 varios centenares de peloteros se esfuerzan por ser uno de los 750 que serán protagonistas en el juego inaugural. Suerte para nuestros compatriotas quienes ponen su mejor esfuerzo aupados por una afición que desde el otro lado del Caribe los seguimos con emoción.
miércoles, 24 de marzo de 2010
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