La XIII Copa Mundial de Fútbol se efectuó en México, entre el 31 de mayo y el 29 de junio de 1986. Su calificación como sede, emergió oficialmente debido a la renuncia de Colombia, quien había obtenido, en el Congreso de Fráncfort en 1974, el derecho a organizar el torneo.
Según ciertas versiones, la renuncia fue forzada por la FIFA a instancias de uno de sus más importantes patrocinadores intuyendo que en Colombia no habría espacio para su negocio, escudándose en excusas como la inestabilidad política, la guerrilla y el narcotráfico.
Ante la presión, la FIFA envió una carta a la Confederación Colombiana exigiendo una serie de quiméricos requisitos para cumplir en el lapso de tiempo que quedaba para realizar el evento. El presidente neogranadino, Belisario Betancur, respondió: “Aquí no se cumplió con la regla de oro consistente en que el Mundial debería servir a Colombia y no Colombia a la multinacional del Mundial. Por esa razón, el Mundial de 1986 no se hará en nuestro país. Nuestras necesidades reales son otras. No hay tiempo para atender las extravagancias de la FIFA y sus socios”.
Tal como lo había anticipado Havelange, días después, 4 países se ofrecían como posibles sedes para el mundial del ´86: Brasil, México, Canadá y Estados Unidos. Se decidió por México, el cual contaba con los escenarios adecuados y tendría, al mantener la tácita rotación de sedes entre Europa y América Latina, el apoyo de Sudamérica. Así México se convirtió en el primer país en celebrar dos veces una Copa del Mundo.
El torneo estuvo seriamente en peligro debido a un pavoroso terremoto que registró 8.1 grados en la escala Richter que asoló el país en 1985 afectando especialmente la capital, aunque los estadios no se vieron deteriorados. Se trató de uno de los mayores sismos del siglo que causó la muerte de más de 10 mil vidas, 70 mil heridos y aproximadamente 30 mil personas se quedaron sin hogar. Se demandó una inversión de 2 mil millones de dólares para la reconstrucción.
Se jugó con el balón Adidas Azteca, que fue la primera pelota fabricada con materiales sintéticos, lo que aumentaba la impermeabilidad y la durabilidad, brindando mejor rendimiento en campos de juego duros, con mucha humedad y a grandes alturas.
La mascota, Pique, era un chile verde con la mano sobre una pelota. Y para fortalecer el estereotipo mexicano se le plantó un gran sombrero de charro y unos enormes bigotes.
En este torneo, la multinacional de la bebida gaseosa más conocida del mundo y patrocinadora del evento, instauró la moda de hacer la ola en las tribunas, la cual se ha establecido hoy en día como regla para la alegría y júbilo de los aficionados alrededor del mundo.
Al igual que en España 82, fueron 24 las selecciones que acudieron al torneo. Participaron 14 países europeos, 6 americanos, Marruecos, Corea del Sur, Irán y Argelia.
Para esta edición, el formato del torneo volvió a cambiar. Como en España, se dividieron 6 grupos de 4 equipos cada uno en una primera fase. La segunda ronda volvería al antiguo sistema de eliminación directa, pero en esta ocasión se agregarían los octavos de final debido al aumento de las selecciones participantes. Junto con el primero y el segundo de cada grupo, también clasificarían a esta etapa eliminatoria los cuatro mejores terceros.
Para la última jornada de la fase de grupos, se decidió que los dos partidos de cada grupo se jugasen al mismo tiempo. Esta decisión evadía las dudas sobre una posible anuencia con el resultado, tal como ocurrió en 1982 entre Austria y Alemania. En el 2º mundial de México, los jugadores no sólo tuvieron como rivales a los once deportistas contrarios, sino que tuvieron otros escollos que superar, como la altura, el calor y la hora de los partidos.
Los contratos de TV implicaban transmitir las imágenes de los partidos en directo a Europa en un horario que pudiera ser visible y vendible. El mediodía de México era el anochecer de Europa, por eso los jugadores se calcinaron bajo el sol recalcitrante del verano mexicano y a unos 2.200 metros de altura. Cuando Havelange se refería sobre el fútbol diciendo que era el negocio más rentable, estaba hablando en realidad de lo importante que es llevarse bien con TV.
Argentina clasificó sin mucho esfuerzo en el grupo A. Luego de vencer 3 a 1 a los violentos coreanos del Sur, 2 a 0 a Bulgaria y empatar a 1 con una alicaída selección italiana, la albiceleste ganó su grupo. Italia, fiel a su costumbre, logró su calificación aburriendo a millones de espectadores, apalancada con los goles de Alessandro Altobelli en cada uno de los partidos. Bulgaria clasificaría a pesar de no haber ganado ni un partido, gracias dos tristes empates.
México, de la mano del serbio Bora Milutinovic, acomodado en un accesible grupo B pudo pasar de ronda sin problemas. Además, mostró un juego ágil, aguerrido, por momentos convincente. Con sendos triunfos ante Bélgica e Irak por 2 a 1 y un empate con Paraguay un gol, el tri, con Larios, Aguirre, Negrete, Hugo y Sánchez, ofreció emotivos momentos a la afición local. A México le siguieron Paraguay y Bélgica.
La Unión Soviética de Oleg Blokhin y Francia clasificarían sin contrariedades ante unas débiles Hungría, que distaba del glorioso equipo de 1954 llevándose un bagage de 9 goles en su haber, y Canadá, que no estrenó el casillero goleador.
En tanto, el favorito de muchos, Brasil, ganaría todos sus partidos del grupo D. A España 1 a 0, a Argelia 1-0 y a Irlanda del Norte 3-0. Dirigidos por Tele Santana, los brasileños mostraron su típico juego, sin mucha marca a presión, rotación del balón, defensores convertidos en atacantes y delanteros más hábiles que infalibles. Era el equipo Branco, Julio Cesar, Careca, Alemao, Sócrates, Junior y Falcao.
La victoria por 2 a 1 que obtuvo España sobre Irlanda, fue enturbiada al conocerse la noticia de que el antidoping realizado al jugador ibérico Calderé resultó positivo. Sin embargo, al estudiar el caso, la FIFA multó a la Federación Española de Fútbol con 25 mil francos suizos y suspensión de una fecha al jugador, la cual se le retiró, debido a que el médico le había recetado unos antibióticos que contenían efedrina. En el siguiente partido de la selección hispana ante Argelia, Calderé marcó dos goles. España pasaría como segundo mientras argelinos e irlandeses regresarían sin gloria a casa.
En el grupo E Dinamarca clasificó con facilidad al dominar a sus tres rivales. Alemania calificaría con apuros a la 2ª ronda. Uruguay, a pesar de haber sido aplastado 6 a 1 por los daneses, pasaría como tercero gracias a dos empates. El charrúa José Batista, en el partido contra Escocia, fue expulsado a los 56 segundos de juego. Es la expulsión más rápida en la historia de los Mundiales.
El grupo F fue el más parejo de todos, aunque sin mostrar brillantez. Marruecos sería el menos malo de todos y sorprendería al liderar el grupo. Inglaterra y Polonia (con un solo gol en su cuenta) les seguirían, quedando en el camino la selección de Portugal.
Para los octavos de final se regresó al esquema de eliminación directa donde el equipo ganador debería vencer a los rivales para ir superando etapas.
Brasil pulverizó a Polonia 4 a 0 con un incondicional apoyo de la afición de Guadalajara y la Francia de un inspirado Platini logró superar en todo nivel 2 a 0 al campeón Italia y dejando fuera después a Brasil en un partido memorable, en el que los amazónicos tiraron dos veces al palo y desbordaron con frecuencia a los galos, quienes terminaron ganando gracias a la gran actuación de su portero, Joel Bats, al detener un penalti a Zico a 12 minutos del final. El pase a las semifinales se definió desde los 12 pasos, imponiéndose los franceses 4 por 3.
Por primera vez en su corta historia futbolística, el seleccionado de Marruecos accedió a octavos final, donde enfrentó a una Alemania Federal que triunfó por la mínima diferencia, con un gol agónico convertido por Lothar Matthaeus cuando sólo faltaban tres minutos para finalizar el cotejo.
En tanto México alcanzó los cuartos de final por 1ª vez en su historia. En el juego ante Bulgaria, Negrete, con una electrizante tijera marcó un tanto antológico que se recuerda con una estatua suya en el aire, construida a las puertas del estadio Azteca. Pero al anfitrión correspondió enfrentarse a Alemania, que expuso toda su experiencia para aguantar un empate que dio pasos a la definición por penales donde los charros terminarían regalando los balones a las tribunas.
La Argentina de Bilardo exponía un fútbol planificado hasta el mínimo detalle, con buenos jugadores, como Olarticoechea, Ruggeri, Burruchaga y Valdano, aunque solo Maradona mostraba libertad en sus movimientos y en el traslado del balón. El duelo contra un correoso Uruguay se decantó del lado albiceleste con solitaria anotación de Pasculli.
Inglaterra logró el pase 3 a 0 frente a Paraguay gracias a dos goles de Gary Lineker. Y se enfrentaría en un histórico partido a una tromba venida de las pampas con un Diego Armando que ese día estuvo tocado por los dioses.
Maradona anotaría mediante una de las jugadas más comentadas en la historia del fútbol mundial. Al disputar un balón en un salto con el portero inglés, el Diego empujaría el balón con el puño derecho y lo metería hacia la portería, bajo la inocente mirada del árbitro tunecino Ali Ben Nasser. Esta jugada se conocería como “la mano de Dios”. Tres minutos más tarde, el propio Maradona definiría ante Peter Shilton después de burlar y diseminar a todo el equipo inglés en un dribling poderoso y magistral partiendo desde su propio campo, convirtiendo así el que se considera el mejor gol de la historia de los mundiales.
A través de un arbitraje polémico Bélgica lograría su pase en el último minuto del tiempo extra ante la URSS 4 a 3, a pesar del “hat trick” de Igor Belanov.
Por último, la selección danesa comenzó ganando el partido contra su similar española por un tanto a cero cuando discurrían tan sólo 31 minutos del primer tiempo. Pero apareció la “furia” personificada en Emilio Butragueño quien endosó 4 goles al golero danés más un penal de Goiko. Fue un soplido de alegría y frustración para los guerreros escandinavos. Asimismo España, que venía provocando elogios luego de aquella goleada cayó en cuartos de final, en un partido que nadie parecía querer ganar en tiempo regular, cediendo por penales ante Bélgica.
72 horas más tarde, ya en semifinales, Argentina derrotaba a los belgas por dos a cero. Ambos tantos fueron convertidos por Diego Maradona, quien terminó quebrando la cintura al portero belga Jean-Marie Pfaff y clasificando expeditamente a la final.
Francia, cansada de su juego contra Brasil, se despidió de la competición en semifinales donde, como ya ocurriera cuatro años antes, sus sueños de gloria quedaron frustrados por un combinado alemán que llegó al encuentro más en forma aprovechando la destacadísima actuación del cancerbero Harald Schumacher y un tempranero gol de Andreas Brehme, sentenciando el cotejo Rudi Völler con un gol finalizando el partido.
Los vecinos franceses y belgas protagonizaron un vistoso partido para dirimir el tercer puesto del torneo manteniendo una igualdad a dos goles al finalizar los 90 minutos. Ya en la prórroga los francos sacaron a relucir su mayor temple y categoría para anotar en dos ocasiones y quedarse con el bronce compensatorio.
La final la disputaron Argentina y Alemania el 26 de junio en el Estadio Azteca ante la presencia de los 115.000 espectadores que abarrotaban el recinto.
Argentina ganaba 2-0 con goles de Brown y Valdano comenzando el 2º período. Pero los alemanes, que nunca bajan los brazos, igualaron 2-2 a los 80 minutos. Y cuando el alarge se cernía en el ambiente, Maradona cedió un preciso pase de 30 metros con el que Jorge Burruchaga anotó el tercer y definitorio gol. Los pamperos volvieron a levantar una Copa Mundial 8 años después.
Luego de ganar la Copa, los gladiadores argentinos retornaron a su país para celebrar el logro y el mismo presidente, Raúl Alfonsín, les cedió el balcón de la Casa Rosada para que festejaran.
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