Al fin terminó, todas las especulaciones se acabaron, las miradas fijas en los televisores y pantallas gigantes bajaron y dieron vuelta, las pollas y quinielas se enfriaron. Sólo queda el recuerdo de otro clásico que tuvo al mundo avizor. Comentarios van, comentarios vienen. Pero lo que no se puede dudar es que el vencedor ¡SE LO MERECIO!
Gloria al vencedor. Un gran Barcelona que está viviendo quizás su mejor época en toda su historia deshizo las ilusiones de millones de seguidores del madridismo en todo el mundo. Sin desplegar el juego deslumbrante de su última visita al ruedo de Chamartín o de otras grandes demostraciones en esta misma temporada, pero con una disciplina sin igual, donde la red tejida por su conductor Pep Guardiola, quien ya tiene un lugar entre los grandes del barcelonismo, cumplió las instrucciones al dedillo. Pero algo a destacar: este ordenamiento estratégico no tiene una corriente militar, por el contrario, Pep mantiene, con su estilo nervioso y expectante, el orden y la concentración y a la vez consiente el regodeo, la creatividad y el relajamiento que permite al equipo culé presentarse como un ente de buen gusto, de gran juego y de animación que deleita al espectador que sigue sus presentaciones.
En su arsenal se podrían destacar varias figuras, pero para que esta maquinaria engrane tan fluidamente sencillamente hay que destacar once figuras, además de un banquillo que puede conformar otro equipo de calidad mundial. Claro, siempre resaltan los goleadores o quienes realizan las letales asistencias de gol, pero sería injusto obviar a los obreros que permiten que las luminarias puedan deslumbrar.
Honor al vencido. Esta es una frase que en el caso de hoy sólo la expreso por cortesía. Si bien el contendor es un gigante, el Real Madrid, en el papel, no se queda atrás. Las figuras se deshicieron en un remolino de imprecisiones. Entraron al terreno de juego con un libreto bien definido y cumplieron como soldados teutones, con disciplina. Pero eso no es suficiente en el fútbol si se quiere llegar a la cima y mantenerse en ella. Se requiere creación, desparpajo gracia, habilidad les sobra pero sus cerebros estaban más en romper que en construir. Pellegrini no ha podido darle a las huestes blancas lo que ha dado Guardiola a sus azulgranas: alegría.
Luego del estilete de Xavi que permitió al infalible Messi dejar a Casillas con un palmo de narices, al Madrid le movieron el tablero y las fichas cayeron, se desdibujaron y empezaron a corregir sus errores a punta de faltas. Mediando la etapa de complemento sólo se entreveían chispazos de pundonor, pero sin corazón (si esto puede ser posible). CR9 hacía lo que podía pero no tenía quien lo acompañara ¿será que nadie en el equipo es tan rápido que pueda seguirle la estela? Entonces para que se mantiene a un Drenthe, por ejemplo. Sólo cuando hizo presencia en el terreno de juego la vieja guardia, Guti y Raúl, comenzaron a estirar las líneas y se distinguieron ciertos estertores de lo que debe ser un Real Madrid. Pero ya era tarde, el joven Pedro le había cambiado la cara a mis amigos Chacho y Ma. Eugenia que estaban en el propio teatro de los acontecimientos.Dos oportunidades, dos goles, que eficiencia. Más tarde Iker evitó otra grotesca presentación con dos grandiosas demostraciones de reflejos. El Barsa tiene grandes estrellas que están en ascenso y un presente que impulsa un futuro promisorio. El Madrid, uff, el Madrid, grandes estrellas, si, pero necesita una serie de enroques y variantes que deben comenzar con un entrenador, conste que yo lo defendí en sus horas bajas, que lleve alegría al juego, que permita el desmarque y el juego de toque. Requiere también el toque de juventud que pueda dar ese goce del manejo de balón manteniendo un equilibrio con la experiencia y veteranía y un arquitecto de campo que pueda organizar, fluidizar y conducir las destrezas de los jugadores sobre el engramado. También los merengues tienen futuro, pero hay que terminar de forjar una nueva base donde tomar el salto cualitativo y cuantitativo que la afición esperaHoy celebra el mejor, el que puso más pasión y amor al juego.
Gloria al vencedor. Un gran Barcelona que está viviendo quizás su mejor época en toda su historia deshizo las ilusiones de millones de seguidores del madridismo en todo el mundo. Sin desplegar el juego deslumbrante de su última visita al ruedo de Chamartín o de otras grandes demostraciones en esta misma temporada, pero con una disciplina sin igual, donde la red tejida por su conductor Pep Guardiola, quien ya tiene un lugar entre los grandes del barcelonismo, cumplió las instrucciones al dedillo. Pero algo a destacar: este ordenamiento estratégico no tiene una corriente militar, por el contrario, Pep mantiene, con su estilo nervioso y expectante, el orden y la concentración y a la vez consiente el regodeo, la creatividad y el relajamiento que permite al equipo culé presentarse como un ente de buen gusto, de gran juego y de animación que deleita al espectador que sigue sus presentaciones.
En su arsenal se podrían destacar varias figuras, pero para que esta maquinaria engrane tan fluidamente sencillamente hay que destacar once figuras, además de un banquillo que puede conformar otro equipo de calidad mundial. Claro, siempre resaltan los goleadores o quienes realizan las letales asistencias de gol, pero sería injusto obviar a los obreros que permiten que las luminarias puedan deslumbrar.
Honor al vencido. Esta es una frase que en el caso de hoy sólo la expreso por cortesía. Si bien el contendor es un gigante, el Real Madrid, en el papel, no se queda atrás. Las figuras se deshicieron en un remolino de imprecisiones. Entraron al terreno de juego con un libreto bien definido y cumplieron como soldados teutones, con disciplina. Pero eso no es suficiente en el fútbol si se quiere llegar a la cima y mantenerse en ella. Se requiere creación, desparpajo gracia, habilidad les sobra pero sus cerebros estaban más en romper que en construir. Pellegrini no ha podido darle a las huestes blancas lo que ha dado Guardiola a sus azulgranas: alegría.
Luego del estilete de Xavi que permitió al infalible Messi dejar a Casillas con un palmo de narices, al Madrid le movieron el tablero y las fichas cayeron, se desdibujaron y empezaron a corregir sus errores a punta de faltas. Mediando la etapa de complemento sólo se entreveían chispazos de pundonor, pero sin corazón (si esto puede ser posible). CR9 hacía lo que podía pero no tenía quien lo acompañara ¿será que nadie en el equipo es tan rápido que pueda seguirle la estela? Entonces para que se mantiene a un Drenthe, por ejemplo. Sólo cuando hizo presencia en el terreno de juego la vieja guardia, Guti y Raúl, comenzaron a estirar las líneas y se distinguieron ciertos estertores de lo que debe ser un Real Madrid. Pero ya era tarde, el joven Pedro le había cambiado la cara a mis amigos Chacho y Ma. Eugenia que estaban en el propio teatro de los acontecimientos.
GLORIA AL VENCEDOR.
Lo siento, Ángel, pero ¡que viva el Barsa!
ResponderEliminarYvonne
Lo que se vio ayer en el Bernabeu podría tener su analogía en una suerte de dialéctica del fútbol. Un Madrid que se sostiene sobre la esperanza de que las estrellas coloquen al equipo en el primer puesto de la tabla, pues la inversión lo vale, marcando por zonas a lo militar, y llegando a la agresión descarada cuando se veía perdido. Mientras Guardiola presentó un Barça de plasticidad inimaginable, capaz de presentar dos equipos distintos en cada tiempo sin hacer un solo cambio hasta avanzada la 2da mitad, y una cantera que se hace cada vez más presente, un equipo que se atreve a experimentar en quizás el partido más importante de la temporada.
ResponderEliminarNo sólo se jugaba el liderato de la liga, se disputaba la prevalencia de una filosofía de mundo sobre otra. Hacia dónde se va moviendo España? Hacia el conservadurismo y la rigidez, o hacia la plasticidad y la independendización de los 'a priori' ya establecidos tradicionalmente?
No les extrañe un Laporta como presidente de la Generalitat.
Excelente artículo Angel! Un abrazo, Adry
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